SAN ANTONIO.- En los caóticos minutos después de que decenas de migrantes fueran encontrados muertos en el interior de un tractocamión bajo el sofocante calor de Texas, el conductor del vehículo intentó escabullirse haciéndose pasar por uno de los sobrevivientes, reveló el miércoles un funcionario de inmigración mexicano.
El chofer, de nacionalidad estadounidense, y otros tres hombres están detenidos mientras se realiza la investigación sobre la tragedia en la que murieron 53 personas, la cual constituye el peor caso de tráfico de personas en la frontera entre Estados Unidos y México. Fiscales federales dijeron que dos de los sospechosos, incluido el conductor, enfrentan cargos que conllevan una posible sentencia de cadena perpetua o la pena de muerte si son declarados culpables.
Otras dos personas que iban en el camión fallecieron el miércoles, con lo que la cifra total de muertos sigue subiendo desde el hallazgo inicial de 46 cuerpos el lunes en el sitio cercano a depósitos de desguace de automóviles en las afueras de San Antonio.
El tractocamión había estado estacionado con 67 personas en su interior. Entre los muertos había 27 personas de México, 14 de Honduras, siete de Guatemala y dos de El Salvador, precisó Francisco Garduño, jefe del Instituto Nacional de Migración de México.
Las autoridades ya contaban con la identificación potencial de 37 de las víctimas hasta el miércoles por la mañana, a la espera de verificar esos datos con autoridades de otros países, según la oficina del médico forense del condado Bexar. Cuarenta de las víctimas eran hombres, señaló.
Identificar a los muertos ha sido complicado porque algunos fueron encontrados sin documentos de identidad y, en un caso, con una identificación robada. Los pueblos remotos de donde procedían algunos de los migrantes en México y Centroamérica carecen de servicio telefónico para hablar con familiares, y los datos de las huellas digitales requieren ser enviados al extranjero para que los identifiquen los gobiernos involucrados.
La familia de Javier Flores López aguardaba para saber si él iba en el camión. Flores López había vuelto a su casa para ver a su esposa y tres hijos pequeños en el sur de México y estaba regresando a Ohio, donde viven su padre y su hermano, y donde trabajaba en la construcción. Ahora se encuentra entre los desaparecidos, y su primo, José Luis Vásquez Guzmán, está hospitalizado en San Antonio, indicó la familia.
Aunque no está claro cuándo o dónde abordaron el camión los migrantes, los investigadores del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) creen que subieron dentro de Estados Unidos, en Laredo o sus cercanías, dijo el miércoles el legislador federal por Texas Henry Cuellar a The Associated Press.
El camión pasó el lunes un retén de la Patrulla Fronteriza al noreste de Laredo, en la carretera interestatal 35, confirmaron Cuellar y funcionarios mexicanos. El vehículo estaba registrado en Álamo, Texas, pero sus placas y logotipos eran falsos, precisó Garduño.
Funcionarios de México publicaron una foto tomada por las cámaras de vigilancia en la que se ve al conductor sonriendo en un puesto de control durante el viaje de más de dos horas hacia San Antonio.
El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, dijo el miércoles que agentes policiales estatales establecerán más retenes para camiones en las carreteras, sin especificar cuántos. En abril, Abbott provocó una parálisis en la frontera de Texas con México al requerir que cada camión que ingresara al estado fuese sometido a inspecciones adicionales, parte de su disputa con el gobierno del presidente Joe Biden en torno a las políticas de inmigración.
Las autoridades investigan si el camión presentó problemas mecánicos cuando fue abandonado junto a una vía ferroviaria. El conductor fue detenido después de tratar de hacerse pasar por uno de los migrantes, dijo Garduño.
Fiscales federales identificaron al conductor como Homero Zamorano Jr., de 45 años, quien fue acusado de contrabando resultante en la muerte. Zamorano vive en los suburbios de Houston y es oriundo de la ciudad de Brownsville, en la frontera de Texas con México, según la fiscalía federal en San Antonio.