LAKE CHARLES, Luisiana.- Un incendio en una fábrica de cloro de Luisiana arrojó el jueves una densa columna de humo después de que el huracán Laura azotó el corredor petroquímico del país con marejadas ciclónicas y fuertes vientos, obligando a los residentes en las inmediaciones de la planta a permanecer refugiados en sus viviendas.
Aeronaves estatales y federales se dirigían a la golpeada costa de Luisiana, en busca de indicios de cualquier otro daño industrial o filtraciones generadas por el paso del meteoro.
En Lake Charles, trabajadores del Departamento de Calidad Ambiental de Luisiana con monitores portátiles no detectaron hasta el momento residuos de cloro provenientes del incendio en la fábrica de BioLab, anunció el portavoz de la dependencia Greg Langley. La planta fabrica productos químicos para piscinas y el año pasado manejó 9 mil 933 kilogramos (21 mil 900 libras) de cloro, de acuerdo con los registros de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus iniciales en inglés).
Las autoridades ordenaron que los residentes de las inmediaciones de la zona industrial de Lake Charles permanecieran en sus viviendas luego de que se descubrió el incendio al salir el sol, tras el azote de la tormenta. El Departamento de Transporte del estado cerró la circulación en la autopista interestatal 10 y desvió el tránsito en la zona.
El incendio envió una densa columna de humo negro por encima de un puente interestatal. Las autoridades informaron a la población cercana que debía permanecer en interiores, con puertas y ventanas cerradas.
Policías estatales, bomberos y otros trabajadores de emergencia se reportan al lugar del incidente, y una aeronave de la EPA monitorea la situación desde el aire, destacó Langley.
Lynn Goldman, decana de la Facultad de Salud Pública de la Universidad George Washington y exadministradora adjunta de sustancias tóxicas en la EPA, dijo que el cloro es bastante dañino para los pulmones y “sin duda no quieres inhalar eso”.
Goldman dijo que le preocupa la recomendación de cerrar ventanas y mantenerse en interiores. Aunque tiene lógica, “si hace mucho, mucho calor, esa podría no ser una recomendación práctica”, declaró.
Debido a los daños que dejó la tormenta, las cuadrillas tuvieron problemas para despejar tendido eléctrico y árboles caídos, y demás escombros para poder llegar a la planta. Hace tres años, las precipitaciones históricas del huracán Harvey inundaron las refinerías, tanques de almacenamiento y plantas químicas de Houston, desencadenando decenas de derrames tóxicos en el aire, tierra y agua de las comunidades aledañas.