CIUDAD DE MEXICO.- La salvadoreña Victoria Esperanza Salazar, de 36 años, vivía desde hace años en México en calidad de refugiada y en un incidente todavía sin aclarar la policía de una turística localidad del Caribe mexicano le partió el cuello, confirmaron el lunes las autoridades. La indignación que había suscitado su muerte en ambos países se multiplicó.
Las imágenes de Salazar en Tulum mientras está boca abajo, esposada y con la rodilla de una mujer policía en su cuello fueron divulgadas el fin de semana en redes y generaron fuertes condenas tanto en México como en El Salvador. Los detalles periciales sólo incrementaron el enojo.
En el video se puede observar a la mujer en el suelo junto a un coche policial, sus pies desnudos agitándose antes de que su cuerpo, ya cadáver, fuera colocado en una patrulla. Dos personas pasaban al lado en bicicleta. Había puestos de comida a solo unos metros.
La necropsia concluyó que había “una fractura en la parte superior de la columna vertebral producida por la ruptura de la primera y segunda vértebra, lo que provocó la perdida de la vida de víctima”, dijo en un vídeo Oscar Montes de Oca, fiscal general de Quintana Roo, el estado donde se encuentra Tulum.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijo sentir “vergüenza” por lo ocurrido el sábado en el enclave turístico. No dudó en calificarlo de asesinato y garantizó que no habrá impunidad. Su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, pidió justicia y prometió ayuda a las dos hijas de la víctima.
Los videos que circulan en redes no muestran lo que ocurrió antes de que Salazar fuera sometida y las autoridades no lo han aclarado.
Manuel Barradas, dueño de una pequeña tienda de ultramarinos, dijo que la señora andaba “alterada” y que por eso, cuando la mujer quiso entrar en su tienda él echó la reja. No queda claro si la salvadoreña estaba bajo los efectos de algún estupefaciente. Poco después es cuando la detuvieron los policías.
Las imágenes, editadas, tampoco dejan claro cuánto tiempo pasó la mujer tendida en la calle con los agentes hablando a su lado en aparente calma. Luego muestran cómo el cadáver es subido a otra patrulla. El lunes, en el lugar había unos discretas flores con dos velas y una frase escrita en el suelo “Aquí mataron a Victoria”.
La rabia crecía en las redes sociales y el mismo lunes ya estaban convocados sendos actos de protesta en Tulum y Ciudad de México bajo el lema #JusticiaParaVictoria.
Según el fiscal, las lesiones “son compatibles y coinciden con las maniobras de sometimiento que se aplicaron a la víctima durante el proceso de su detención” y demuestran que hubo un uso “desproporcionado” de la fuerza, por lo que se inició el proceso contra los cuatro agentes involucrados, tres hombres y una mujer, por el delito de feminicidio.
Además, Lucio Hernandez, secretario de Seguridad Pública del estado, anunció la destitución del jefe de policía de Tulum, Nesguer Ignacio Vicencio Méndez.
Justo antes de que se divulgara el resultado de la autopsia, López Obrador no dudó en asegurar durante su conferencia matutina que Salazar “fue brutalmente tratada y asesinada”, casi las mismas palabras usadas por su homólogo salvadoreño.
Es un hecho que nos llena de pena, de dolor y de vergüenza”, subrayó López Obrador. “Se va a castigar a los responsables, ya están en proceso de ser enjuiciados, no habrá impunidad”.
Salazar salió de Sonsonate, una localidad al oeste de San Salvador, hace cinco años debido a la violencia y para buscar mejores oportunidades para su hijas de 15 y 16 años, explicó a The Associated Press su madre, Rosibel Emérita Arriaza.
Madre soltera, llegó a Tapachula, en la frontera con Guatemala, donde hizo su solicitud de refugio. El Instituto Nacional de Migración confirmó el lunes que le había sido concedido este estatus.
Posteriormente, se trasladó a Tulum, una ciudad más tranquila que Cancún o Playa del Carmen pero que ahora enfrenta dificultades por su veloz desarrollo y mayor actividad delincuencial. Allí encontró trabajo de limpieza en hoteles de la localidad y después mandó traer a sus hijas a México.
Arriaza estaba el lunes en conversaciones con las autoridades salvadoreñas para repatriar el cuerpo de su hija y planeaba un viaje a México para estar junto a sus nietas. “Yo quiero justicia para mi hija, porque no es justo lo que le hicieron a ella”, afirmó. “Ella era una mujer que no iba armada, simplemente porque era mujer y no sé que pasó”.
Veo a miles de mexicanos indignados, exigiendo justicia para nuestra compatriota. Ellos están igual de indignados que nosotros”, dijo el presidente Bukele a través de su cuenta oficial de Twitter. “Que no se nos olvide que no fue el pueblo mexicano quien cometió este crimen, sino unos criminales en la policía de Tulum”.
Solo pedimos justicia”, añadió tras anunciar que el gobierno se encargaría de la manutención y estudios de las dos hijas de Salazar.
Los vídeos sobre la muerte de la salvadoreña recordaron la de George Floyd en Minneapolis en 2020 que provocó violencias protestas y manifestaciones contra el racismo en Estados Unidos.
Floyd, un hombre negro, murió después de que un policía blanco le pusiera su rodilla en el cuello durante unos nueve minutos, incluso cuando a Floyd se le veía desfallecer. Justo el lunes comenzó en Minneapolis el juicio contra el policía acusado de matarle.
La Iglesia católica, la entidad con mayor número de albergues para migrantes en México, manifestó su preocupación “ante la discriminación, el racismo y la xenofobia que imperan en los cuerpos de seguridad pública de todo el Estado mexicano”. “No podemos guardar silencio ante la violencia que se ejerce hacia las personas migrantes”, indicó en un comunicado.
El secretario de seguridad de Quintana Roo aseguró que lo ocurrido con Salazar no representa a la institución policial ni a las autoridades pero no es la primera vez que policías del estado de Quintana Roo están en la mira por abusos policiales.
En noviembre, en Cancún, una manifestación convocada en reacción a un feminicidio fue disuelta a tiros por las autoridades, una actuación que provocó tres heridos, al menos una denuncia por violación y varias acusaciones por detenciones irregulares. El jefe de la policía local fue retirado de su cargo y las autoridades iniciaron una investigación por lo sucedido.
El alcalde de Tulum, Víctor MasTah, lanzó un mensaje a los habitantes de la ciudad y también a los turistas: “Tengan la certeza que no vamos a permitir que exista ninguna tipo de impunidad, que ejerceremos acciones para priorizar su bienestar y que buscaremos que prevalezca la justicia”.