WASHINGTON.- El Senado se sumergió por completo el martes en el juicio político del presidente Donald Trump, y los republicanos dejaron de lado súbitamente sus planes de abarcar los argumentos de apertura en dos sesiones nocturnas, mientras que los demócratas pidieron más testigos para exponer la “trifecta” de ofensas de Trump.
Fue un duro revés para el líder republicano en el Senado Mitch McConnell y para el equipo legal del presidente, dejando al descubierto una grieta dentro del Partido Republicano y la inquietud política respecto al histórico procedimiento de juicio político que se lleva a cabo ante la mirada vigilante del público al inicio de un año electoral.
El magistrado presidente John Roberts dio inició a la sesión, con los fiscales de la cámara baja en un costado, el equipo legal de Trump en el otro, y los senadores en silencio en sus curules, bajo juramento de “justicia imparcial”. No se permitió el ingreso de teléfonos celulares ni de ningún otro dispositivo electrónico.
La primera sesión se prolongó hasta altas horas de la noche. Los senadores permanecían en el recinto después de las 9:30 p.m., mientras los demócratas buscaban la que podría ser su única oportunidad de obligar a los senadores a votar sobre nuevos testimonios.
Sin embargo, los republicanos rechazaron las enmiendas propuestas por los demócratas para solicitar, mediante citaciones, documentos de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y la oficina de presupuesto, y se prevé que nuevas votaciones rechacen la presencia de nuevos testigos que vieron de primera mano las acciones de Trump. En estricta proporción partidista de 53-47, los senadores rechazaron la petición demócrata de citar al jefe interino de despacho de la Casa Blanca, Mick Mulvaney.
McConnell sorprendió a los senadores y demoró el inicio de los procedimientos con su decisión de revertir algunas de sus reglas propuestas. Los republicanos dijeron que estaban preocupados por la percepción política de sus sesiones “en lo obscuro de la noche”.
En su lugar, el periodo de 24 horas para presentar argumentos iniciales se extenderá a tres días para ambas partes, dándole impulso a los demócratas en su intento por poner fin a un estancamiento sobre la comparecencia de nuevos testigos.