BUENOS AIRES.- Después del multitudinario funeral y los emotivos homenajes que le rindió el futbol mundial a Diego Maradona, la justicia argentina puso el balón en su campo para determinar las causas de la muerte en medio de denuncias cruzadas de familiares, allegados y médicos de que el astro no habría recibido la atención que su deteriorada salud requería.
La atención se concentraba en la figura del neurocirujano Leopoldo Luque, quien atendió a Maradona en los últimos meses y había participado junto a otros especialistas en la operación para extraerle un edema cerebral a principios de noviembre.
Maradona falleció el miércoles pasado de un paro cardíaco en su vivienda de un barrio cerrado de Buenos Aires. Había cumplido los 60 años hace apenas un mes.
Si bien la justicia determinó que su muerte no fue violenta, inició una investigación por supuesta negligencia médica y los testimonios de familiares y allegados ofrecidos en el marco de la causa dejaron entrever que no habría recibido la atención indicada para un paciente considerado una bomba de tiempo por sus antecedentes médicos.
Luque se presentó a declarar espontáneamente el lunes en la fiscalía general de San Isidro, suburbio al norte de la capital argentina, un día después que la policía allanó su domicilio y oficina y se llevó registros médicos de Maradona, así como computadoras, discos duros y celulares. Los fiscales no le tomaron declaración ya que todavía están evaluando las pruebas.
No está imputado”, aclaró su abogada Mara Digiuni a periodistas frente a la fiscalía. “Su intención era declarar pero no pudo, el expediente no está en condiciones para que él declare”.
Consultada sobre si los resultados de los exámenes toxicológicos al cuerpo de Maradona y la documentación secuestrada a su cliente podrían complicar su situación judicial, la abogada respondió enfáticamente que “en nada… estamos hablando de un paciente que estaba de alta, no tenía un responsable”.
Maradona había sido dado de alta pocos días después de la operación de edema cerebral, el 3 de noviembre. Fue trasladado a una vivienda particular en un barrio cerrado, donde su salud estaba bajo custodia de enfermeros, una psiquiatra, un psicólogo y Luque.
Luque había dicho el domingo en rueda de prensa que Maradona se resistía a recibir tratamientos médico al punto que lo echó en múltiples ocasiones de su casa. “Se hizo lo que había que hacer y más también”, aseveró el neurocirujano.
Sin embargo, Dahiana Madrid, la enfermera de turno al momento de producirse la muerte del Diez, declaró ante la justicia que hubo varias irregularidades entre los profesionales que atendieron al paciente como por ejemplo que “unos días antes de morir, Maradona se cayó y se pegó en la cabeza”, según reveló su abogado Rodolfo Baqué.
Nadie llamó a una clínica, quizá por decisión de Maradona. Pero él no estaba en disposición de decidir eso”, declaró el letrado al canal Todo Noticias.
En los días previos a su deceso, Maradona se la pasaba “encerrado en su habitación, sin ni siquiera ver la televisión… el cuerpo iba avisando y no fue asistido con ninguna pastilla.
Maradona podía haberse alojado en la clínica más lujosa del mundo y estaba en un lugar inhabilitado. De no haber estado allí, hoy probablemente no estaría muerto”, afirmó Baqué.