NASHVILLE.- La Selección Mexicana golpeó a Panamá 3-0 y de paso apagó los gritos homofóbicos desde las tribunas.
El único grito fue el de los goles.
Vigilada por la FIFA por la expresión homófoba, la Federación Mexicana de Futbol se quitó un peso de encima tras el comportamiento de la gente en el Estadio Nissan, al que acudieron 30 mil 386 aficionados.
El Tricolor se impuso con goles de Diego Lainez al 20′, César Montes al 57′ y Henry Martín al 91′.
El que también tiene una preocupación menos es Jaime Lozano, tras la autorización para llevar a 22 jugadores y evitar el recorte final.
El problema es que mientras algunos jugadores lucen con buen ritmo de cara a Tokio, hay otros detalles que deberá resolver de cara al debut contra Francia, el 22 de julio.
Luis Romo envió un pase magistral en el gol de Lainez. La jugada nació de una recuperación de Alexis Vega en la media, para que después el cruzazulino trazara largo en diagonal al movimiento del jugador del Betis, quien definió con un zurdazo sutil, cruzado.
Vega fue otro de los elementos con mayo claridad al ataque, con esos característicos movimientos en diagonal que terminan en un servicio filtrado o en un disparo al arco.
En la zaga, César Montes tuvo coberturas atinadas, salió bien con la pelota, mandó un cabezazo al travesaño y después por la misma vía liquidó a los panameños, en un tiro de esquina.
Había un tema preocupante: lo poco que el equipo pone a su 9 en posición de gol. Al 90′, Henry recibió un pase al espacio y fue letal en el mano a mano. El futbolista requería esa dosis de confianza, tras las múltiples críticas con la mayor.
México tampoco tiene lateral izquierdo. La baja de Gerardo Arteaga pegó al equipo. El DT Lozano utilizó por ese sector a Érick Aguirre, quien solía frenar las jugadas para tocar con la diestra.
Lozano tiene tres semanas para pulir los detalles antes del encuentro contra André-Pierre Gignac y compañía. La Selección Mexicana, además, retomó la senda de la victoria ante rivales de la Concacaf luego de los tres partidos anteriores sin triunfo. Se ganó en la tribuna y en la cancha.