WASHINGTON.- La Corte Suprema rechazó el viernes una demanda respaldada por el presidente Donald Trump para revocar la victoria electoral de Joe Biden, poniendo fin a un intento desesperado por llevar ante el máximo tribunal del país asuntos legales ya rechazados por jueces estatales y federales.
Fue la segunda orden de la Corte Suprema esta semana rechazando solicitudes republicanas de que se involucre en el desenlace electoral de 2020 y anule la voluntad de los electores expresada en los comicios, que según funcionarios republicanos y demócratas fueron libres e imparciales. Los jueces rechazaron el martes una apelación de republicanos de Pensilvania.
El Colegio Electoral se reúne el lunes para elegir formalmente a Biden como el próximo presidente.
Según Trump, la demanda presentada por Texas contra Georgia, Michigan, Pensilvania y Wisconsin era “la grande” y derivaría en que la Corte Suprema cancelara la considerable mayoría de Biden en el Colegio Electoral, permitiéndole al presidente desempeñarse otros cuatro años en la Casa Blanca.
En una breve orden, la corte dijo que Texas carece del derecho legítimo para demandar a esos estados porque “no ha demostrado un interés judicialmente reconocible en la manera en que otro estado efectúa sus elecciones”.
Los ministros Samuel Alito y Clarence Thomas, que previamente han dicho que la corte no tiene autoridad para rechazar demandas entre estados, dijeron que hubieran escuchado la inconformidad de Texas. Pero no habrían hecho lo que Texas quería antes de que se emitiera una resolución de la demanda, y reservaron para Biden los 62 votos electorales de esos cuatro estados.
La Corte Suprema tiene tres ministros nombrados por Trump. Durante el intento del mandatario por conseguir la veloz ratificación de la ministra Amy Coney Barrett, postulada por él, Trump señaló que ella sería necesaria para cualquier demanda postelectoral. Al parecer, Barrett participó en ambos casos de esta semana. Ninguno de los ministros nombrados por Trump disintió en ninguno de los casos.
Otros 18 estados en los que el mandatario ganó en los comicios del mes pasado, 126 republicanos del Congreso y Trump mismo se sumaron a Texas para pedir a los ministros que examinaran el caso, con el que pretendían impedir a los electores emitir sus votos a favor de Biden.
Los cuatro estados demandados por Texas habían pedido a la corte que rechazara el caso por falta de méritos. Fueron respaldados por otros 22 estados y el Distrito de Columbia.
El apoyo republicano a la demanda y su exhortación a anular millones de votos en cuatro estados cruciales con base en afirmaciones infundadas de fraude fue una muestra extraordinaria de la disposición del partido para subvertir la voluntad de los votantes. Entre los miembros de la Cámara de Representantes que apoyaron la demanda figuran el líder republicano de esa instancia, Kevin McCarthy, y el jefe de la disciplina de la bancada minoritaria, Steve Scalise.
Esta demanda es un acto de agitada desesperación republicana que viola los principios consagrados en nuestra democracia estadounidense”, escribió el viernes la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en un mensaje dirigido a los demócratas.
Algunos republicanos han expresado preocupación por el caso. Muchos otros han guardado silencio no obstante las reiteraciones de Trump de que perdió su oportunidad de un segundo periodo debido a un fraude generalizado.
Texas es un estado grande, pero no sé exactamente por qué tiene el derecho de decirle a otros cuatro estados cómo manejar sus elecciones. Así, me cuesta trabajo dilucidar el fundamento para esa demanda”, declaró el senador republicano Lamar Alexander a Chuck Todd de la NBC en una entrevista para “Meet The Press” que saldrá al aire el domingo.