KIEV, Ucrania.- Rusia renovó sus ataques el miércoles sobre la segunda ciudad más grande de Ucrania, un bombardeo que iluminó el cielo con bolas de fuego sobre zonas habitadas, aunque ambas partes dijeron estar listas para entablar conversaciones dirigidas a detener la nueva y devastadora guerra en Europa.
Un portavoz del Ministerio de Defensa ruso dijo que 498 soldados rusos han muerto en Ucrania y mil 597 han resultado heridos.
El general de división Igor Konashenkov rechazó los informes sobre “pérdidas incalculables” de los rusos e informó sobre las bajas de Moscú por primera vez desde el inicio del ataque el jueves pasado.
Konashenkov también dijo que más de 2 mil 870 soldados ucranianos han fallecido y unos 3 mil 700 resultaron heridos, mientras que otros 572 fueron capturados.
Los funcionarios ucranianos aún no han comentado las cifras y no pudieron verificarse de inmediato.
Por su parte, la Asamblea General de la ONU votó para demandar que Rusia cese su ofensiva en Ucrania y retire a todos sus soldados, con países desde potencias mundiales hasta islas diminutas condenando las acciones de Moscú.
La votación fue de 141-5, con 35 abstenciones. Se produjo luego que la Asamblea de 193 miembros convocó a su primera sesión de emergencia desde 1997.
La escalada de ataques sobre ciudades abarrotadas seguía a una primera ronda de conversaciones el lunes entre Ucrania, muy superada por Rusia, que es una potencia nuclear. Esos primeros contactos terminaron apenas con el compromiso de nuevas reuniones. No estaba claro dónde podrían celebrarse las nuevas negociaciones o qué resultado tendrían. El presidente de Ucrania había dicho antes que Rusia debía detener los bombardeos antes de otra reunión.
Más de 874 mil personas habían huido de Ucrania desde el inicio de la invasión, según la agencia de refugiados de Naciones Unidas, que advirtió el miércoles de que la cifra podría alcanzar el millón en cuestión de horas.
El Servicio Estatal de Emergencias de Ucrania dijo el miércoles que más de 2 mil civiles han muerto, aunque fue imposible verificar esa afirmación. La oficina de derechos humanos de Naciones Unidas dijo haber registrado 136 muertes de civiles. Es probable que la cifra real sea mucho mayor.
El mandatario ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha tachado los bombardeos rusos de descarada campaña de terror, mientras que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que, si el líder ruso no “paga un precio” por la invasión, la agresión no se limitará a un país.
Un ataque ruso golpeó el miércoles el cuartel general de la inteligencia y policía regional ucraniana en Járkiv, una ciudad de unos 1,5 millones de personas, donde cuatro personas murieron y varias resultaron heridas según el servicio estatal de emergencias en Ucrania, que informó de daños en edificios residenciales.
El ataque arrancó el tejado y dejó la última planta en llamas. Partes del inmueble de cinco plantas aparecían esparcidas en las calles próximas, según videos y fotos publicados por el servicio de emergencias.
El ataque se produjo al día siguiente de otro en la plaza central de Járkiv que mató al menos a seis personas y conmocionó a muchos ucranianos por golpear el corazón de una ciudad importante. Otro ataque ruso golpeó una torre de televisión en la capital, Kiev.
Las autoridades ucranianas informaron de cinco muertos en el ataque a la torre de televisión, que también afectó al monumento Babi Yar al Holocausto. Un vocero del recinto dijo que un cementerio judío en el lugar, donde ocupantes nazis mataron a más de 33 mil judíos en dos días en 1941, había sufrido daños.
Zelenskyy, que describió el ataque a la plaza de Járkiv como un crimen de guerra que el mundo nunca olvidaría, expresó su indignación el miércoles por el ataque a Babi Yar y su preocupación porque otros lugares de relevancia histórica y religiosa, como la Catedral de Santa Sofía, pudieran ser atacados.
La localidad de Uman, un lugar de peregrinaje para judíos hasídicos, fue bombardeada antes. “Esto va más allá de la humanidad”, dijo Zelenskyy en un discurso compartido en Facebook. “Tienen órdenes de borrar nuestra historia, nuestro país y a todos nosotros”.