WASHINGTON.- El verano perdido de 2020 se acerca a su fin, mientras Estados Unidos conmemoraba el lunes el Día del Trabajo en medio de cancelaciones de eventos y de exhortos de las autoridades para que la gente mantenga un distanciamiento social para no ocasionar un rebrote del coronavirus, como el que se produjo luego del feriado del Día de los Caídos en Guerras.
El centro de Atlanta lucía tranquilo luego de que las 85 mil personas que normalmente acudían vestidas como sus personajes de ficción favoritos a la convención anual Dragon Con se reunieron por internet. Los enormes estadios de fútbol americano en sitios como Ohio State y la Universidad de Texas estaban vacíos. Muchos desfiles por el Día del Trabajo que marcan el fin no oficial del verano fueron cancelados y se requirió el uso de mascarillas en los pocos que se llevaron a cabo.
Por favor, por favor, no cometan los mismos errores que todos cometimos durante el fin de semana feriado por el Día de los Caídos. Porten sus mascarillas, cuiden su distancia y lávense las manos”, dijo el médico Raul Pino, director de salud estatal del condado de Orange, en Florida, que incluye el área de Orlando.
Estados Unidos tenía alrededor de 1,6 millones de casos confirmados de COVID-19 previo al Día de los Caídos, antes de que las fiestas en los patios y otras reuniones contribuyeran a un repunte veraniego. Actualmente, tiene más de 6,2 millones de casos de coronavirus, de acuerdo con el conteo de la Universidad Johns Hopkins. Las muertes a causa del virus aumentaron a más del doble durante el verano, a casi 190 mil.
En Nueva Orleans, que tuvo uno de los brotes más grandes fuera del de la ciudad de Nueva York, las autoridades recordaron a los residentes que el COVID-19 no toma vacaciones luego de que recibieron 36 llamadas sobre reuniones grandes y 46 sobre negocios que no siguieron las medidas de seguridad durante el viernes y el sábado.
No somos así, no es así como nosotros, como una comunidad, regresamos a donde queremos estar”, dijeron las autoridades de la ciudad.
En Carolina del Sur, que fue un foco de infecciones durante el verano hasta que los casos comenzaron a disminuir a principios de agosto, unos 8.000 aficionados, incluido el gobernador Henry McMaster, pudieron asistir a una carrera de NASCAR en la pista de Darlington el domingo. Las autoridades estatales aprobaron un plan de asistencia con distanciamiento social en la pista, que puede albergar a hasta 47.000 personas.
Fue la reunión multitudinaria más grande en el estado desde que empezó el brote hace seis meses. Muchas filas y asientos estuvieron vacíos para mantener a los grupos de aficionados separados, y la gente tuvo que usar mascarillas.
Debbie Katsanos condujo desde Nueva Hampshire con su esposo, su padre y un amigo. Fue su primer viaje fuera del estado desde que el COVID-19 comenzó a propagarse. Tuvieron tiempo libre porque la feria del fin de semana festivo por el Día del Trabajo en la que generalmente venden concesiones se canceló este año.
Katsanos dijo que portaron mascarillas todo el tiempo que estuvieron alejados de su casa rodante, que comieron sólo una vez en un restaurante y que trataron de mantener una sana distancia cuando estuvieron con otras personas en su zona de acampada.
Quizá sea nuestra única oportunidad de salir a algún lado antes de que termine el verano”, dijo Katsanos el lunes mientras estaba sentada en el tráfico de la Interestatal 95 en Carolina del Norte en el largo viaje de regreso a casa. “Lo vi como doblar la esquina. Sobrevivimos a esto. Vivamos la vida un poco”.