CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco celebraba el viernes su 85to cumpleaños, un hito aún más llamativo dadas la pandemia del coronavirus, la cirugía intestinal por la que pasó en verano y el peso de la historia: su predecesor se retiró a su edad, y el último papa que vivió más fue León XIII, hace un siglo.
Sin embargo, Francisco sigue fuerte y hace poco concluyó un rápido viaje a Chipre y Grecia tras las giras que hizo este año en desafío a la pandemia, y que le llevaron a Irak, Eslovaquia y Hungría. Ha puesto en marcha un proceso de consulta de dos años sin precedentes entre los fieles católicos para acercar a la Iglesia a los legos, y no parece que vaya a aminorar su campaña por hacer del mundo tras la pandemia un lugar fraternal donde se prioriza a los pobres, con una economía más justa y más respetuoso con el medio ambiente.
Veo mucha energía”, dijo el reverendo Antonio Spadaro, uno de los comunicadores jesuitas que tienen la confianza de Francisco. “Lo que vemos es la expresión natural, el fruto de las semillas que ha plantado”.
Pero Francisco también está rodeado de problemas en casa y en el extranjero y enfrenta una oposición continuada de la derecha conservadora católica. Como respuesta, el papa ha adoptado un tono menos afable.
Tras pasar los primeros ocho años de su papado tratando de persuadir con amabilidad a los jerarcas de la iglesia para que asuman la prudencia financiera y la gobernanza responsable, Francisco pasó a medidas más firmes y parece decidido a mantener esa línea.
Desde su último cumpleaños, Francisco ordenó reducir 10% el salario de todos los cardenales y recortó en menor medida los sueldos de los empleados del Vaticano, en un intento de reducir el déficit presupuestario de 50 millones de euros (57 millones de dólares) del Vaticano. Para combatir la corrupción, impuso un tope de 40 euros (45 dólares) a los regalos a personal de la Santa Sede.
También aprobó una ley que permite que cardenales y obispos sean procesados por el tribunal lego del Vaticano, lo que plantea el escenario para el próximo juicio a su antiguo asesor, el cardenal Angelo Becciu, acusado de delitos financieros.
Tampoco ha hecho muchos amigos nuevos fuera del Vaticano. En 2019 aprobó una ley que indicaba cómo podría investigarse a cardenales y obispos por encubrir abusos sexuales, y en el último año han sido destituidos casi una docena de obispos polacos.
Francisco también aprobó límites de mandatos para líderes de movimientos católicos legos para intentar frenar los abusos de poder, lo que supuso la destitución forzosa de líderes influyentes de la Iglesia. Hace poco aceptó la renuncia del arzobispo de París tras un escándalo mediático sobre faltas de decoro personales y de administración.
En el último año, el papa Francisco ha acelerado sus esfuerzos de reforma poniendo fuerza real en la ley canónica de la Iglesia en lo relativo a las finanzas”, dijo el reverendo Robert Gahl, director del Programa de Gestión Eclesiástica de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.