Medio millar de migrantes, entre ellos mujeres y menores de edad, que exigen respuestas a sus trámites de asilo en cortes estadounidenses, bloquearon durante 12 horas el puente internacional que conecta a la ciudad de Matamoros, estado de Tamaulipas, con Brownsville, estado de Texas, (sureste de EEUU).
El alcalde de Matamoros, Mario López Hernández, dijo a medios locales que «el Puente Nuevo Internacional ya se reabrió, luego de más de 12 horas que permaneció cerrado, debido a las protestas de los migrantes».
Una comisión que representaba a los indocumentados se reunió también con el responsable del Instituto Nacional de Migración (INM), Segismundo Doguín y el alcalde López Hernández.
Tras un acuerdo con las autoridades mexicanas, cuyos términos no fueron informados, los migrantes, en su mayoría centroamericanos, suspendieron la protesta y se retiraron sin más incidentes.
Las autoridades mexicanas estiman que más de 500 manifestantes hicieron la protesta, para llamar la atención sobre la prolongada espera en territorio mexicano de sus audiencias en el país vecino, para continuar sus trámites de asilo humanitario solicitado.
La oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, en inglés) calculó que fueron cerca de 300 los migrantes que bloquearon el puente del lado mexicano, ante lo cual cerraron el paso a territorio estadounidense.
Medios mexicanos publicaron imágenes del retiro de los manifestantes de ese puente que conecta a las dos ciudades de una región binacional en las que viven en total más de 1,2 millones habitantes y es una de las rutas más dinámicas del comercio terrestre entre Tamaulipas y Texas.
A través del puente cruzan trabajadores de fábricas ensambladoras de firmas multinacionales y turistas locales.
A pesar de que el puente fue despejado, al final del día las autoridades estadounidenses mantenían cerrado el paso hacia Brownsville, con medio centenar de agentes antimotines.
México y EEUU alcanzaron un acuerdo el 7 de junio pasado para que las autoridades mexicanas apoyadas por unos 25.000 agentes de la nueva Guardia Nacional desplegados en las fronteras mexicanas norte y sur contuvieran el flujo migratorio, para evitar la imposición de aranceles a los productos mexicanos importados por la potencia del norte, como amenazaba la Casa Blanca.
Esas acciones permitieron reducir las detenciones de indocumentados un 70%, según la cancillería mexicana.
El acuerdo permite a Washington devolver a territorio mexicano a los solicitantes de asilo que comenzaron sus trámites ante jueces migratorios en los estados del sur de EEUU, para esperar nuevas entrevistas y veredictos.
Defensores de migrantes en la frontera norte mexicana, estiman que más de 30.000 personas se acumularon a lo largo de este año a esa condición de incierta espera.
Solo en ese cruce fronterizo estarían unas 6.000 personas que se alojan en campamentos, con precarias condiciones que las autoridades mexicanas prometieron mejorar.
Fuente: mundo.sputniknews.com