MONTICELLO, Minnesota.- El silfio era una de las plantas nativas que cubría las amplias praderas norteamericanas hasta que los colonos levantaron ciudades y granjas. Este primo del girasol, confinado principalmente a cunetas y zanjas, podría regresar ahora gracias a la energía solar.
Un equipo de investigadores ha plantado silfio en nueve huertas solares en la zona de Minneapolis para probar su potencial como cosecha para obtener aceite de semillas. Esta planta perenne de raíces profundas también ofrece forraje para ganado y un hábitat que necesitan con urgencia abejas, mariposas y colibríes.
Necesitamos muchos terrenos bastante separados entre sí para medir los efectos del silfio en los polinizadores”, explicó la científica agrícola Ebony Murrell del Land Institute, una organización de investigación sin fines de lucro. “La industria solar está interesada en restaurar el hábitat de polinizadores. Esta parecía ser una buena colaboración”.
La energía solar es una fuente renovable que puede ayudar a reducir la dependencia de los combustibles fósiles que producen gases de efecto invernadero. Pero también podría dar beneficios al entorno y a la economía en formas menos conocidas.
Los críticos afirman que conforme crece el sector, las instalaciones de placas solares se extenderán por millones de hectáreas (acres) y desperdiciarán terrenos de cultivo. Pero sus defensores ven oportunidades de diversificar la producción de cosechas e impulsar los ingresos de los terratenientes al tiempo que se repara el daño ecológico causado a la tierra arada o asfaltada.
Hay muchos espacios donde la energía solar podría integrarse con usos muy innovadores de la tierra”, indicó Brendan O’Neill, científico ambiental de la Universidad de Michigan que supervisa cómo la vegetación en una nueva instalación de 1.752 paneles en Cadillac, Michigan, absorbe dióxido de carbono.
En otros lugares, las instalaciones solares acogen a ovejas que reducen la necesidad de segar. Y los investigadores experimentan con cosechas plantadas bajo los paneles al tiempo que examinan otras posibles ventajas: prevenir la erosión del terreno y conservar y limpiar el agua.
El Departamento de Energía de Estados Unidos financia una búsqueda para determinar el mejor uso de los terrenos en torno a las huertas solares. El proyecto, llamado InSPIRE, cuenta con el Laboratorio Nacional de Energías Renovables, el Laboratorio Nacional de Argonne y otros socios que investigan en 25 puntos del país.
Estados Unidos tiene unas 2 mil 500 instalaciones solares en la red eléctrica, la mayoría de entre uno y cinco megavatios, según la Administración de Información sobre Energía. Una instalación de cinco megavatios necesita unas 16 hectáreas (40 acres). Aunque algunas están en antiguos terrenos industriales, a menudo las más grandes ocupan espacio que antes era de cultivo.
Dependiendo de lo rápida que sea la transición del país a la energía renovable, para 2050 podrían hacer falta hasta 4 millones de hectáreas (10 millones de acres) para placas solares, casi el doble de la superficie de El Salvador, según un análisis de Argonne.
Los promotores e investigadores de energía solar confían en que los proyectos de uso múltiple de la tierra reduzcan la resistencia de las poblaciones rurales que no quieren cambiar el uso de los terrenos agrícolas o ven los paneles solares como una lacra.
Necesitamos comunidades agrícolas sanas, pero también necesitamos energía renovable”, dijo Jordan Macknick, analista jefe de energía renovable para InSPIRE.