WASHINGTON.- Colin Powell, quien trabajó con presidentes estadounidenses demócratas y republicanos en la guerra y la paz pero cuya excelente reputación se deterioró por siempre cuando compareció ante Naciones Unidas e hizo afirmaciones incorrectas para justificar la guerra de Estados Unidos en Irak, murió el lunes debido a complicaciones por COVID-19. Tenía 84 años.
Powell, un veterano de la Guerra de Vietnam, ascendió al rango de general de cuatro estrellas y en 1989 se convirtió en la primera persona negra en presidir el Estado Mayor Conjunto. En ese cargo, supervisó la invasión de Estados Unidos a Panamá y más tarde a Kuwait para expulsar al ejército iraquí en 1991.
Pero su legado quedó arruinado cuando, en 2003, compareció ante el Consejo de Seguridad de la ONU en su papel como secretario de Estado y defendió la guerra de Estados Unidos contra Irak en un momento de escepticismo enorme a nivel internacional. Citó información errónea que afirmaba que el expresidente iraquí Saddam Hussein tenía escondidas armas de destrucción masiva. Las aseveraciones de Bagdad de que no tenían tales armas representan una “red de mentiras”, declaró en ese entonces Powell ante el organismo.
Al anunciar la muerte de Powell en las redes sociales, su familia dijo que él estaba totalmente vacunado contra el coronavirus.
Hemos perdido a un esposo, padre y abuelo extraordinario y amoroso y un gran estadounidense”, dijo la familia. Powell estaba siendo atendido en el Centro Médico Nacional Walter Reed en Bethesda, Maryland.
Peggy Cifrino, quien por mucho tiempo fue asistente de Powell’, dijo que el exfuncionario había sido tratado durante los últimos años de mieloma múltiple, un cáncer de sangre. La publicación de la familia de Powell en las redes sociales no indicó si Powell tenía alguna enfermedad preexistente.
El mieloma múltiple afecta la capacidad del cuerpo para combatir los contagios y los estudios han mostrado que esos pacientes de cáncer no obtienen tanta protección de las vacunas contra el COVID-19 como gente sin esa enfermedad.
Powell fue el primer funcionario estadounidense en culpar públicamente a la red de Al Qaeda de Osama bin Laden de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y realizó un viaje relámpago a Pakistán en octubre de ese mismo año para exigir al entonces presidente paquistaní Pervez Musharraf que cooperara con Estados Unidos en las operaciones contra el grupo establecido en Afganistán, el cual también tenía presencia en Pakistán —donde bin Laden fue abatido posteriormente.
El expresidente George W. Bush dijo el lunes que él y su esposa Laura Bush estaban “profundamente entristecidos” por la muerte de Powell.
Fue un gran servidor público” y “ampliamente respetado en casa y en el extranjero”, dijo Bush. “Y lo más importante, Colin era un hombre de familia y un amigo. Laura y yo enviamos a Alma y a sus hijos nuestro más sentido pésame mientras recuerdan la vida de un gran hombre”.
El secretario de defensa Lloyd Austin, un general retirado del Ejército estadounidense, dijo que la noticia sobre la muerte de Powell dejó “un hoyo en mi corazón”.