CIUDAD DEL VATICANO.- Los máximos líderes de la cristiandad mundial —el papa Francisco, el arzobispo de Canterbury y el líder espiritual de los cristianos ortodoxos— emitieron el martes un llamado a los delegados a la próxima cumbre de la ONU sobre el clima para que “escuchen el grito de la Tierra” y hagan sacrificios para salvar el planeta.
En su primera declaración conjunta, los tres clérigos cristianos dijeron que la pandemia de coronavirus les dio a los líderes políticos una oportunidad sin precedente para reconsiderar la economía mundial y hacerla más sostenible y socialmente justa para los pobres.
Debemos decidir qué tipo de mundo queremos dejarles a las generaciones futuras”, destacó la declaración de Francisco, el arzobispo Justin Welby de la Comunión Anglicana y el patriarca ecuménico Bartolomeo I, basado en Estambul.
Pero en la declaración, apuntaron que la amenaza ya no está lejos.
Los eventos climáticos extremos y los desastres de meses recientes revelan de nuevo con gran fuerza y a gran costo humano que el cambio climático no es solamente un reto futuro, sino también un asunto inmediato y urgente de supervivencia”, dijeron.
La declaración busca darle un sentido de urgencia a la cumbre climática, a la que se espera que al menos Francisco asista. La conferencia, conocida como COP26, está programada para inicios de noviembre en Glasgow, Escocia.
Esta es la primera vez que nosotros tres sentimos la necesidad de hablar juntos de la urgencia de la sostenibilidad del ambiente, su impacto en la pobreza persistente y la importancia de la cooperación global”, escribieron.
Los individuos tienen un papel que desempeñar, pero los líderes tienen la responsabilidad mayor para tomar decisiones valientes en Glasgow, dice la declaración.
Nosotros decimos: opten por ganancias centradas en los pueblos, hagan sacrificios a corto plazo para salvaguardar nuestros futuros, vuélvanse líderes en la transición a economías justas y sostenibles”, se leía en el mensaje.
La declaración fue fechada el 1 de septiembre, cuando sus iglesias celebraron el día de cuidado a la creación. No hubo una explicación oficial de por qué fue publicada una semana después, aunque el Vaticano básicamente permaneció cerrado en agosto.