WASHINGTON.- El presidente electo Joe Biden eligió al comisionado de educación de Connecticut y defensor de las escuelas públicas, Miguel Cardona, como su secretario de Educación.
La elección cumple con la promesa de Biden de nominar a alguien con experiencia en educación pública y con su objetivo de designar a un titular de educación cuya postura contraste con la de la secretaria Betsy DeVos.
A diferencia de DeVos, quien Biden afirma que se opone a las escuelas públicas, Cardona es un producto de ellas desde que entró al jardín de niños sin hablar inglés.
En el anuncio de su nominación, compartido primero con The Associated Press, Biden dijo que Cardona le ofrecería a Estados Unidos “un dedicado y experimentado maestro de educación pública al frente del Departamento de Educación”.
Nos ayudará a atender las desigualdades sistemáticas, a combatir la crisis de educación mental en nuestro sistema educativo, a dar a los educadores un merecido aumento, a atenuar la deuda de educación y garantizar una educación universal y de alta calidad a los preescolares de tres y cuatro años en todo el país”, dijo Biden en un comunicado”.
Como promotor de la educación pública durante toda su vida, entiende que nuestros hijos son los hilos de la cometa que mantienen a flote nuestras ambiciones nacionales — y que todo será posible para nuestro país el día de mañana gracias a las inversiones que hacemos y la atención que hoy brindan nuestros educadores y escuelas”, dijo Biden.
Cardona, de 45 años, creció en un complejo habitacional en Meriden, Connecticut, y asistió a varias escuelas públicas de la ciudad antes de regresar a trabajar como maestro de cuarto grado de primaria en el distrito en 1998.
A los 28 años se había convertido en el director más joven del estado, antes de ascender hasta el cargo de asistente del superintendente del distrito.
Como educador, ha dedicado su trabajo a mejorar la educación de los estudiantes de inglés y a cerrar las brechas de rendimiento entre los estudiantes de razas no blancas y sus compañeros blancos.
Ambos problemas han sido una eterna lucha en Connecticut, que durante décadas ha tenido una de las brechas de rendimiento más amplias de la nación.