HOUSTON.- Una compañía constructora cuyo director general ha hecho llamados públicos a través de Fox News para construir el muro fronterizo del presidente Donald Trump, ganó el lunes una nueva licitación, en esta ocasión por casi 300 millones de dólares para erigir nuevas barreras en el sur de Texas.
Fisher Industries obtuvo un contrato de 289 millones de dólares para construir de 27 kilómetros (17 millas) en Laredo, Texas, una ciudad fronteriza de 250 mil habitantes y contigua al río Grande (Bravo), que separa a Texas de México.
La compañía con sede en Dakota del Norte ya había recibido dos contratos por 1 mil 700 millones de dólares en otros puntos de la frontera. El senador federal Kevin Cramer, republicano por Dakota del Norte que en el ciclo electoral de 2018 recibió donativos de parte del director general de la constructora, Tommy Fisher, y de su esposa, ha dicho que ha promovido la labor de Fisher Industries directamente con Trump.
El anuncio de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés) se dio el mismo día en que se realizó una inspección ordenada por la corte en un tramo de 4,8 kilómetros (3 millas) de muro financiado con fondos privados en otra parte del río Bravo. Fisher Industries instaló la cerca a sólo 10 metros (35 pies) del río, una distancia mucho menor a la que el gobierno generalmente construye las divisiones cerca del río —debido a inquietudes de erosión y cambios en la trayectoria del agua— y que podría constituir una violación a los tratados con México.
Fisher construyó el cercado — promovido originalmente por una recaudación de fondos lanzada por simpatizantes de Trump — por unos 40 millones de dólares a fin de presumir la tecnología de su compañía para la construcción del muro.
Después de que surgieran reportes iniciales de erosión hace unos meses, Trump recurrió a Twitter para desaprobar el proyecto, asegurando que se hizo “para hacerme ver mal”.
Una tormenta tropical en julio causó enormes huecos en la tierra que se encuentra frente al cercado. Opositores del proyecto, incluyendo la organización sin fines de lucro National Butterfly Center, que se encuentra en un terreno contiguo, aseguran que la erosión es evidencia de que no debió construirse el cercado.
Javier Peña, abogado del centro, señaló que uno de los hoyos medía 2,4 metros (8 pies) de largo.
Por lo que vimos hoy, no estoy seguro de que retirar el cercado resuelva todos los problemas”, declaró.
Tommy Fisher dijo que sus cuadrillas estaban tapando todos los agujeros y que su compañía trabaja para demostrarle a una comisión binacional que su proyecto no violaría ninguna de las obligaciones establecidas en los tratados. “Queremos asegurarnos de que sea lo mejor para todos”, comentó.