DETROIT.- Una británica de 60 años ingresó a un estacionamiento de Detroit una tarde reciente, bajó el vidrio de su camioneta, prestó juramento y se fue, como flamante ciudadana de Estados Unidos.
Todo el trámite tomó menos de media hora.
Anita Rosenberg es una de miles de personas de todo el país que completaron este mes su naturalización siguiendo las reglas asociadas con el brote de COVID-19, que transformaron lo que por mucho tiempo fue una ceremonia imbuida de solemnidad y patriotismo en algo parecido a una visita a un restaurante de comidas rápidas.
En toda la nación se viven escenas como esta, aunque tal vez no por mucho tiempo más. La agencia que ofrece Servicios de Ciudadanía e Inmigración (conocida por sus siglas en inglés, USCIS) dice que problemas presupuestarios podrían obligarla a despedir a tres cuartas partes de su personal, afectando severamente sus operaciones en momentos en que decenas de miles de personas esperan hacerse ciudadanas.
Esto podría tener consecuencias políticas, sobre todo en estados como Michigan y la Florida, donde la cantidad de estadounidenses naturalizados supera el estrecho margen de victoria del presidente Donald Trump en las elecciones del 2016.
No me sorprendería que haya cientos de miles de personas que no pueden votar en noviembre y que hubieran podido hacerlo si USICS hubiese estado funcionando normalmente”, expresó Randy Capps, del Instituto de Políticas Migratorias. “Esa es la inquietud de todos”.
La agencia que maneja las naturalizaciones no ha dicho qué hará si el Congreso no le aprueba un fondo de emergencia de 1.200 millones de dólares antes del 3 de agosto. Respondiendo por escrito a varias preguntas, indicó que “todas las operaciones se verán afectadas” si hay que licenciar al personal.
USCIS recauda los 4 mil 800 millones de dólares de su presupuesto a partir de las tarifas que cobra a quienes quieren vivir o trabajar en el país. Los ingresos ya habían mermado desde la llegada de Trump al gobierno pues tomó varias medidas para restringir la inmigración. Y el COVID-19 redujo a la mitad sus ingresos, según el organismo.
La agencia propone devolver el dinero que reciba del Congreso con un sobrecargo del 10% para cubrir comisiones.
Si bien atribuye a la pandemia sus problemas financieros, expertos en inmigración y un sindicato de empleados de USCIS dicen que otros factores inciden, incluida la política del gobierno de asignar más recursos a la examinación de solicitudes y a la búsqueda de fraudes.
El gobierno, por otra parte, ha interrumpido una serie de programas, incluido el congelamiento de las visas H-1B para trabajadores especializados, que son una importante fuente de ingresos para USCIS.
USCIS generalmente les toma juramento a 15 mil 000 ciudadanos nuevos por semana. Dijo que 110 mil 000 personas esperaban tomar la ciudadanía cuando se suspendieron las operaciones en persona en marzo por el virus. Indicó que espera ponerse al día con estas ceremonias para fines de julio, gracias en parte a ceremonias como la de Detroit.
Algunos legisladores plantean la realización de ceremonias virtuales, pero la agencia se resiste a hacerlo.
Hay una larga lista de 700 mil personas que pidieron la ciudadanía y que ahora deben esperar un promedio de 10 meses para completar el trámite, comparado con los seis meses del último año del gobierno de Barack Obama.
Los retrasos obedecen a una serie de razones, como un aumento en las solicitudes en un año electoral en el que las políticas restrictivas de Trump son uno de los ejes de su campaña en busca de la reelección y una revisión más severa de las solicitudes, de acuerdo con Capps. El subsecretario interino del Departamento de Seguridad Nacional Ken Cuccinelli presidió una ceremonia de naturalización el lunes en Washington para 20 personas, incluido un intérprete de Afganistán que salvó la vida de cinco soldados estadounidenses.