WASHINGTON.- El secretario de Defensa del presidente Donald Trump destapó un enfrentamiento extraordinario entre las fuerzas militares de Estados Unidos y su comandante en jefe, luego de que el miércoles echó por tierra la idea del mandatario de hacer uso de tropas para reprimir las protestas en todo el país, así como al dar marcha atrás al retiro de parte de la 82da División Aerotransportada que se hallaba en estado de alerta.
Tanto Trump como el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, recibieron duras e inusuales críticas públicas de parte del que fuera el primer secretario de Defensa de Trump, Jim Mattis, en la mayor muestra pública de rechazo a la presidencia de Trump por el hombre al que él mismo puso al mando de la fuerza militar más poderosa del mundo.
La reprimenda de Mattis del miércoles se dio luego de las amenazas de Trump de hacer uso de soldados para “dominar” las calles en las que los estadounidenses realizan protestas por la muerte de George Floyd, un afroestadounidense que murió cuando un policía de raza blanca apretó su cuello con la rodilla durante varios minutos.
Trump había exhortado a los gobernadores en todo el país a solicitar la ayuda de la Guardia Nacional para contener aquellas protestas que se tornaran violentas y había advertido que él mismo podría enviar a fuerzas militares en activo en caso de que ellos no lo hicieran.
Esper molestó a Trump cuando se pronunció en contra de asignar tropas militares a labores policiales, aparentemente restando fuerza efectiva a las amenazas del presidente de hacer uso de la llamada Ley de Insurrección (Insurrection Act). Esper detalló que la ley promulgada en 1807 debería ser aplicada “sólo en las situaciones más urgentes y extremas”, y agregó que “por ahora no nos encontramos en una de esas situaciones”.
Después de una visita de Esper a la Casa Blanca, el Pentágono anuló la decisión tomada previamente de enviar a casa a cerca de 200 soldados en activo desde la región de Washington, D.C., una muestra pública de las crecientes tensiones con la Casa Blanca en un periodo en que han aumentado las críticas de que el Pentágono estaba siendo politizado en respuesta a las protestas.