CIUDAD DE MÉXICO.- Lentamente, pero firme, es como la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador ha ido cayendo.
Luego de arrasar en las elecciones de 2018 y batir récord de confianza ciudadana, AMLO pasó del 85 por ciento de aprobación a 59 por ciento.
Un ejemplo del descontento ciudadano se dio este fin de semana en su tierra natal, Tabasco, donde gobierna local y estatalmente su mismo partido. Ahí quedó latente que quienes le escuchaban no coincidían con él en todos sus planteamientos y abuchearon a las autoridades locales. El presidente les reprendió.
Cuando habló sobre las deudas anteriores por la resistencia aseguró que quedaron saldadas y preguntó: “O no fue cierto así”, al unísono los pobladores le respondieron: “¡Noooooooooo!”.
AMLO mostró molestia e insistió en que sí.
A ver no hubo borrón y cuenta nueva”, preguntó… y de nuevo, al unísono los pobladores: “¡Noooooooooo!”.
Luego de reclamar de nuevo, algunos aceptaron que sí hubo “borrón y cuenta nueva”, pero pese a que muchos dijeron que no, AMLO aseguró que para la mayoría sí.
Dos sondeos elaborados a finales de febrero, uno de la encuestadora Buendía y Laredo y otro del diario Reforma lo sitúan ahora entre el 62% y 59% respectivamente.
En la primera se realizaron 1.000 entrevistas a adultos fines de febrero y tiene un margen de error de +/- 3.5 puntos porcentuales. Para la segunda se encuestaron a 1.200 personas con un margen de error de +/- 4.3 puntos porcentuales.
Una economía en recesión, polémicas medidas de austeridad o tachar de enemigos a víctimas de la violencia, colectivos feministas o grupos de izquierda que antaño le apoyaron, han suscitado críticas y, sobre todo, han hecho que los mexicanos de 2020 se encuentren mucho más polarizados entre quienes le aman y le odian.