MOSCÚ.- Una madre rusa de cuatro hijos durmió con el cadáver momificado de su marido durante casi cuatro años y realizó rituales ocultistas inspirados en un antiguo dios egipcio, de acuerdo con autoridades de ese país.
La mujer, identificada solo como Svetlana, de 50 años, compartía cama con los restos disecados de su marido Vladimir y había prohibido a sus hijos contarle a nadie sobre él o los enviaría a un orfanato o a un centro de salud mental.
El marido, de 49 años, se desplomó y murió después de una disputa doméstica en diciembre de 2020, durante la cual, según los informes, la esposa le gritó y le deseó la muerte.
El extraño incidente ocurrió en la casa de la familia en el pueblo de Starosiverskaya en la región de Leningrado, sin embargo, la esposa molesta ignoró a su marido que cayó inmóvil en el suelo durante cuatro horas, pensando que estaba fingiendo, hasta que la hija mayor de la pareja se dio cuenta de que algo andaba mal.
Tras confirmar que estaba muerto, la mujer prohibió a sus hijos hacer preguntas sobre su padre, envolvió el cuerpo sin vida de Vladimir en una manta y lo arrastró hasta el dormitorio.
El macabro hallazgo ocurrió el jueves pasado cuando trabajadores sociales llegaron a la casa para comprobar que los menores se encontrarán bien: gemelos de 11 años y dos niñas, de 8 y 17 años.
Fue entonces cuando notaron la momia ennegrecida del padre en la cama. El cuerpo de Vladimir no mostraba signos de trauma que pudieran sugerir un acto criminal, según el Comité de Investigación Ruso.
Además del cadáver del hombre, los investigadores descubrieron varios objetos relacionados con el misticismo, además de una cruz egipcia que se encontró a los pies del hombre momificado, cartas del tarot, amuletos e imágenes de cráneos de animales.
También descubrieron que uno de los dormitorios había sido convertido en un santuario improvisado en honor a Anubis, el antiguo dios egipcio de los ritos funerarios y protector del inframundo.
Autoridades investigan si la mujer realizó rituales para ayudar a preservar el cuerpo de su marido en lugar de enterrarlo.
Trascendió que, para evitar ser cuestionada sobre el paradero de su esposo, Svetlana decía a sus familiares y amigos que su marido desaparecido estaba en el Tíbet recibiendo tratamiento médico alternativo.
La mujer ha estado bajo observación psiquiátrica durante muchos años porque se decía que tenía una predisposición genética a la esquizofrenia. Tras el escalofriante descubrimiento, Svetlana fue trasladada a un hospital para una evaluación de salud mental.