MONTERREY.- María del Carmen Lara vive en las inmediaciones de Monterrey, la mayor ciudad industrial del norte de México, y como millones está desesperada porque algo esencial le hace falta desde hace casi un mes: el agua.
Sentimos pánico porque no sabemos cuándo va a volver a salir agua”, dijo Lara, de 60 años, mientras junto con su esposo arrastraba bajo un intenso sol unas cubetas para llenarlas de un camión cisterna que envió el gobierno a su colonia. “Por fin nos hicieron caso y nos enviaron una pipa, pero seguimos sin el servicio de agua”, añadió sobre el camión cisterna.
La situación de Lara la comparten en menor o mayor medida los casi 5 millones de habitantes de esta calurosa ciudad azotada por una intensa sequía que casi ha vaciado las tres presas del estado de Nuevo León, cuya capital es Monterrey. Pobladores han organizado protestas e incluso bloqueado avenidas principales en demanda del líquido.
La crisis que vive Monterrey deriva de una sequía que se ha prolongado por casi seis años, temperaturas cada vez más elevadas, mala planeación de las autoridades y uso excesivo de agua por parte de la población, de acuerdo con expertos y funcionarios. La situación obligó al gobierno estatal a declarar un estado de emergencia en febrero y a implementar duras medidas como la reducción en el suministro de agua a sólo siete horas del día, de 4:00 a 11:00 horas.
Sin embargo, pese a las promesas del gobierno, habitantes de distintas zonas de la ciudad han denunciado falta total de agua por periodos extendidos, incluso por un mes. Esta situación los ha obligado a recurrir a una frenética compra de tinacos (depósitos plásticos), agua embotellada y camiones cisternas que en ocasiones son ofrecidas por las autoridades de manera gratuita.
Algunos gobiernos de los municipios metropolitanos han instalado tinacos de grandes capacidades en plazas públicas para ofrecer agua de forma limitada. Pero la crisis se ha agravado a tal nivel que el gobernador Samuel García pidió recientemente a la población “encender veladoras” para que llueva.
Juan Ignacio Barragán, director de Agua y Drenaje de Monterrey —la agencia encargada del suministro de agua para consumo urbano en la ciudad— dijo que las cada vez más elevadas temperaturas en la región y la escasez de lluvias han profundizado la crisis.
Es una situación que nos obliga a tener que racionar el agua para poder tener una distribución equitativa en toda la ciudad”, dijo a la AP.
Las presas El Cuchillo, Cerro Prieto y La Boca registran actualmente un almacenamiento históricamente bajo con 45%, 2% y 8%, respectivamente, de acuerdo con cifras oficiales. Barragán dijo en una conferencia el 15 de junio que el agua almacenada en Cerro Prieto y La Boca solo alcanzaba para unos cuantos días más de abasto.
Estamos a la espera de precipitaciones, lamentablemente este año ha sido muy seco”, dijo en entrevista.
El funcionario, que asumió el cargo hace poco más de ocho meses, dijo que además de la falta de lluvias las autoridades de la anterior administración —que gobernó el estado del 2015 al 2021— permitieron un manejo desordenado de las presas hasta que quedaron en niveles críticos de almacenamiento.
Barragán dijo que en esta temporada del año la ciudad normalmente requiere de 16.500 litros por segundo para la población, pero que la situación actual de las presas y pozos sólo permite ofrecer unos 13 mil, lo que ha derivado en las restricciones.
El gobierno actualmente busca crear conciencia para que la población utilice cada vez menos agua ya que históricamente los consumidores han abusado del recurso, declaró Barragán.
El funcionario dijo que en promedio los usuarios en Monterrey y el área metropolitana históricamente han utilizado entre 160 y 170 litros por persona al día, muy por encima de los 100 litros que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).