CIUDAD DEL VATICANO. — Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia, que cautivó al mundo con su estilo humilde y su preocupación por los pobres mientras incomodó al sector conservador con sus críticas al capitalismo y al cambio climático, pareció desde despedirse de los fieles católicos desde la plaza de San Pedro.
Hizo su última aparición pública el Domingo de Resurrección —un día antes de su muerte— para bendecir a miles de personas en la plaza de San Pedro, lo que provocó vítores y aplausos entusiastas. Antes se reunió brevemente con el vicepresidente estadounidense JD Vance.
Francisco ofreció la bendición desde la misma logia donde fue presentado al mundo el 13 de marzo de 2013 como el 266to papa.
Desde su primer saludo como papa —un casual “Buonasera” (“Buenas noches”)— hasta su acogida a los refugiados y los oprimidos, Francisco marcó un tono diferente en su papado, enfatizando la humildad sobre la soberbia en una Iglesia católica asolada por el escándalo y la indiferencia.
El argentino Jorge Mario Bergoglio trajo una bocanada de aire fresco a una institución de 2.000 años de antigüedad que había visto decaer su influencia durante el problemático pontificado de Benedicto XVI, cuya sorpresiva renuncia llevó a la elección de Francisco.
Sin embargo, el nuevo papa no tardó en hacerse de problemas propios, y los conservadores se molestaron cada vez más con su tendencia progresista, su acercamiento a los católicos de la comunidad LGBTQ+ y su postura contra los tradicionalistas. Su mayor reto se presentó en 2018, tras el mal manejo de un polémico caso de abuso sexual clerical en Chile, y el escándalo que se había gestado con sus predecesores estalló nuevamente.
Luego, el papa trotamundos, a quien las multitudes amaban, tuvo que lidiar con una realidad sin precedentes al liderar una religión universal durante la pandemia de coronavirus desde una Ciudad del Vaticano confinada.
Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados”, dijo Francisco en una Plaza de San Pedro vacía durante una oración solitaria en marzo de 2020. En paralelo, subrayó que la pandemia también ponía a “todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”.
El lunes, mandatarios de todo el mundo elogiaron el compromiso de Francisco con los marginados. El presidente francés Emmanuel Macron, cuyo país es mayoritariamente católico, escribió en X: “Desde Buenos Aires hasta Roma, el papa Francisco quiso que la Iglesia llevara alegría y esperanza a los más pobres… Que esta esperanza lo sobreviva para siempre”.
Las banderas ondearon a media asta en Italia, y las multitudes se reunieron en la plaza de San Pedro. Cuando las enormes campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a sonar, los turistas se detuvieron en seco para grabar el momento en sus teléfonos.
Johann Xavier, quien viajó desde Australia, esperaba ver al papa durante su visita. “Pero luego nos enteramos cuando llegamos aquí. Nos devastó a todos”, dijo.
La muerte da inicio a un proceso de varias semanas para permitir que los fieles presenten sus últimos respetos, primero para los funcionarios del Vaticano en la capilla de Santa Marta y luego en San Pedro para el público en general, seguido de un funeral y un cónclave para elegir un nuevo papa.
Al caer la tarde del lunes, el Vaticano celebró un rezo del Rosario en la plaza de San Pedro en su primera conmemoración pública.
En su testamento final, Francisco confirmó que será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor en una sencilla tumba subterránea con sólo “Franciscus” escrito en ella. La basílica, que se encuentra fuera del Vaticano, alberga el icono favorito de Francisco de la Virgen María, a quien Francisco era particularmente devoto.