Estados Unidos ha comenzado a utilizar aviones militares para deportar a inmigrantes indocumentados, una medida promovida por la administración de Donald Trump como parte de su endurecimiento en políticas migratorias.
Deportaciones en curso
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, publicó imágenes de migrantes esposados abordando aviones militares, confirmando que los vuelos de deportación ya están en marcha.
El primer destino de estos vuelos fue Guatemala, donde llegaron 79 ciudadanos deportados. Hasta la fecha, se han arrestado a 538 inmigrantes indocumentados, y cientos ya han sido trasladados a sus países de origen mediante esta estrategia militarizada.
Críticas y repercusiones
La medida ha generado una ola de reacciones. El Caucus Hispano del Congreso calificó estas acciones como “crueles” y prometió combatir estas políticas. Además, Ravina Shamdasani, vocera del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, subrayó que, aunque los países tienen el derecho de gestionar sus fronteras, deben garantizar que los derechos al asilo y la dignidad humana sean respetados.
Impacto regional e internacional
Esta nueva estrategia ha incrementado la presión sobre países receptores como Guatemala, que enfrentan desafíos al reintegrar a los deportados. Asimismo, refleja un endurecimiento en la política migratoria de Estados Unidos bajo la administración Trump, marcando un enfoque más restrictivo con repercusiones tanto en las comunidades migrantes como en el panorama político global.
El uso de recursos militares en deportaciones masivas continúa alimentando un debate social y político, con llamados para reevaluar el impacto humano de estas políticas. Las voces críticas exigen un balance entre la gestión de fronteras y el respeto por los derechos humanos.
¿Es este un avance en el control migratorio o un retroceso en la humanidad? La discusión sigue abierta.